¿Alguna vez te has sumergido en un libro y has perdido todo sentido del momento y el lugar en el que te encuentras? Así es como la lectura puede fusionarse con la atención plena, asegura una neuropsicóloga.
La experiencia puede traer beneficios reales para la salud mental, afirma la doctora Samantha Henry, profesora asistente de Neurología del Colegio de Medicina Baylor, en Houston.
“La lectura es una búsqueda tranquila que puede ser una estrategia de afrontamiento más adaptativa que otros pasatiempos en los que participamos”, explica.
La doctora Henry precisa que hay una diferencia entre la lectura típica y la lectura consciente.
Con frecuencia, las personas leen con un objetivo: leer un documento o libro en un marco de tiempo específico, con el propósito consciente de adquirir conocimientos valiosos.
Eso está bien, pero es diferente de la lectura consciente, que se enfoca solo en el placer de leer, sin un objetivo establecido, y permanecer completamente presente para comprender lo que se esté leyendo.
Según la doctora Henry, puedes prepararte para la lectura consciente practicando la respiración consciente, que se enseña en las clases de meditación.
“Podemos pensar en la lectura consciente de la misma manera que pensamos en la respiración consciente, que es simplemente enfocarse en la respiración”, señala.
“Normalmente, cuando respiramos no pensamos en ello porque es automático. La lectura tradicional también puede ser así. Trate de reducir la velocidad y sea consciente del proceso que realmente implica la lectura”.
La lectura consciente es diferente de lo que la doctora Henry llama lectura pasiva: no hojear ni realizar múltiples tareas al mismo tiempo. Es una lectura ralentizada, centrada en la comprensión del texto y sin todas las distracciones.
Podrías comenzar una práctica de lectura consciente centrada en pequeños pasajes, creando un hábito de conciencia de lo que estás leyendo, sugiere la especialista. Prestar atención al libro en sí, el aspecto, el olor y la sensación de las páginas también puede mejorar la experiencia de atención.
“Nuestros pensamientos van a la deriva todo el tiempo y las prácticas de atención plena ayudan a redirigirlos de regreso al momento presente al tratar de saborear lo que está sucediendo”.
“Tanto para la lectura consciente como para la lectura de ocio, uno de los elementos importantes es reservar ese tiempo. Es demasiado fácil olvidarse de hacer estas cosas porque no hemos construido un espacio para ello, así que trata de incorporarlo a tu agenda. Comienza con pequeños pasos para que pueda ser alcanzable y accesible”.
Añade que en el mundo ajetreado y centrado en los objetivos de hoy en día muchas personas se sienten culpables por el simple placer de leer. “Cuando somos niños, se piensa que la lectura es más una actividad de ocio en la que podemos participar como una forma de recreación, y se fomenta”, recuerda. “Como adultos, es una búsqueda que a menudo se ve como una forma de escapismo: las personas se sienten culpables de participar en la lectura porque piensan en todas las otras cosas que tienen que hacer”.
Pero, lo sepan o no, muchas personas leen por placer y como una especie de terapia mental. La doctora Henry destaca que los estudios muestran que las personas que leen con regularidad pueden incluso reducir su riesgo de demencia.
Por lo tanto, trata de incorporar la lectura en tu vida diaria, comenzar con 15 minutos al día ayuda. No es necesario fijarse un horario establecido para hacerlo.
La doctora Henry subraya que los libros de papel, en lugar de las versiones electrónicas y los audiolibros, siguen siendo la mejor ruta hacia la lectura consciente. Leer en un teléfono significa distraerse con mensajes de texto y emergentes, y los audiolibros con frecuencia fomentan la multitarea.
Fuente: Yucatán a la mano